jueves, 9 de junio de 2011

Diferencias irreconciliables

A medida que pasa el tiempo uno va adquiriendo ciertos conocimientos que le permiten ver la vida de diferente manera. La experiencia que más hondo se graba es aquella que nos marcó y que nos cambia de alguna forma la vida.

Guardo cuadernos con notas desde los 15 años, tiempo en los que escribía poemas, canciones y cualquier otra cosa que se me ocurría. He revisado uno de ellos y he encontrado un rezago de lo que fui y no alcanzo a comprender como es que la vida, con todo y los golpes que nos dio, no mató mi esperanza hasta ahora, la esperanza de volver a ver junta a mi familia como en los viejos tiempos cuando nos reuníamos torno al tv, con mi padre en el mueble grande y mi hermano menor en sus piernas, mi hermana con mi madre y los mayores, por ahí cerca. Eran tiempos de novela brasileña después del noticiero.

Parecíamos felices y yo me quedé con esos días. Luego, cuando la familia se desintegró, me sobrevino la esperanza como un consuelo casi inconsciente, insospechado. NO sabía que esa esperanza estaba tan arraigada dentro de mí, yo mismo no la creí tan grande hasta ahora, que de repente me despierto y comprendo que todo ha cambiado, que mi madre es una mujer como cualquier otra y que mi padre es como los demás. Han caído los ídolos de barro.

¿Hay culpables? sí, todos lo somos, unos más que otros. Nuestro principal error fue la falta de paciencia y de empatía. Pero no hay que echarse a llorar, solo nos queda echar pa’lante cada quien como puede, desde la trinchera que le toca, forjando su propio camino, a la espera que un día, si la vida es un poco compasiva, nos vuelva a juntar a los 4 hermanos y al menos por un instante volver a ver las cosas de otra forma.

No paran de venirme las tristezas, pero no me quejo. Saldré adelante, solo es cuestión de tiempo. Gracias señor por las lecciones.

27/11/2010    00:33

martes, 7 de junio de 2011

Narrar

lecturas1

Supongo que la clave es no pensar en caminos que lleven a algún lado y no pensar y repensar  cada punto y cada coma de lo escrito sino hasta que todo tenga una coherencia propia, una coherencia que creamos interesante. 

Mirar desde adentro y narrar, o ser un espectador de la secuencia de hechos y narrar es asunto de preferencias. Los tiempos y el yo son asuntos de creatividad e imaginación, ninguno de estos parámetros obedece a algo premeditado, todo es cuestión de imaginación,transportación y empatía.

"Tu me miras, Yo te miro y a cambio de unos segundos de paz te ignoro. Dejo caerla mirada mientras tú, quizás, te resignas a pasar otro día más de indiferencia. Nos hemos acostumbrado a este encierro alevoso del destino, a esta monotonía reconocida y no resuelta porque nos da pereza resolver y porque preferimos evitarnos. A veces duele hasta ese te amo que brota cada noche de tu boca: sabe a hollín, a tiempo que no pasa en vano, a almohada sin respuestas, o a cualquier cosa, menos a pasión."

Narrar es un acción que no comprendo del todo, a menudo me encierro en las historias que me nacen de algún lado pero que no llegan a ningún lado, sucumben ante el mínimo temor y se pierden cabeza adentro.

"El sábado muere lentamente, la tarde avanza y una lluvia impropia de Julio martilla el vidrio de las ventanas. No se ha visto nunca por estos lugares una lluvia en Julio, pero aquí está. Una mujer mira la ventana como queriendo mezclarse entre el agua y la tarde que muere. Las calles de esta ciudad son lo que siempre han sido: un caos. La basura se mezcla con el agua que corre hacía los sumideros y tapona los surcos, muy pronto toda la avenida Manzano es una piscina donde los autos pasan levantando oleadas de lluvia y basura."

Necesito envolverme en lo que narro, levitar mientras formo oraciones y desarrollo ideas, trazar un un mundo donde la ficción y la realidad sean uno solo.

Narrar aún me es esquivo, no sé por cuanto tiempo.