Memorias de un impostor
"Mi otro yo es dueño de su impostura y no tiene empacho en escribir sandeces"
jueves, 15 de diciembre de 2011
Mi frankenstein
Tienes una novia de años a la que ya no deseas. El sexo se va convirtiendo poco a poco en una prescripción de medicina que hay que tomar para no morir. Buscas salir y divertirte pero no es lo mismo, ese ser melancólico y pueril que siempre has sido a veces te impide disfrutar de una noche de parranda de las buenas. Todos saben que eres aburrido por eso no te llaman a invitarte a ningún lado, más aún que no tomas y no manejas !no sirves ni para eso! te dicen los amigos más entrañables, y tú sonríes pero sabes que tienen razón, aunque no te importa mucho en realidad. Los días transcurren normales, rutinarios, llenos de esfuerzo dedicado a causa ajena (así entiendes el trabajar para alguien más, aunque no te animas a empezar por cuenta propia) y de noches de estudio. Todo marcha bien, pero tú no eres eso. Tú vida carece de aventura, de espontaneidad y eres lo suficientemente vago como para no hacer nada para que cambie, pero aún te queda el internet.
Entonces decides ser anónimo, inventar un nick, buscar una vida en internet que te de un poco de lo que la vida real nunca te dio. Intentas en la vida virtual no tener los complejos con los que la vida real te tortura. Te dibujas regio, seguro, empresario importante, guapo, enamorador y en realidad no eres más que la obra del esquizofrénico que figura en tu cédula, el frankenstein de quien prefirió inventar un ser inexistente antes que buscar convertirse en él. Y todo empieza a tener sentido cuando descubres que ese otro yo tiene algo de ti, pero no tiene miedo y crees que por eso es mejor. Te enamoras de él, prefieres ser él por momentos, solo en tu habitación de soltero. Creas circunstancias, buscas chicas en el chat, le pones el nombre que siempre quisiste tener y empiezas a vivir a partir de un mail que no es el tuyo, un blog que no es el tuyo y a crear una historia que no es la tuya pero que es mejor y más atractiva.
Y así conoces personas, llegas a quererlas sin conocerlas, descubres que se puede llegar a sentir algo por quien ni siquiera conoces personalmente. Empiezas a escribir y descubres que escribir sin la pesada carga de tu identidad es un proceso liberador. Le abres un facebook a tu otro yo, tu otro yo tiene twitter y dice cosas sin pensar, sin auto censurarse. Tu otro yo tiene blog y escribe sin pausas, lo escribe tan como lo imagina sin preocuparse por la forma, los puntos, los qué dirán y el resto de vicios que la identidad propicia. De pronto de gusta ser tu otro yo y crees que vivir en él es mejor que ser tú mismo.
Un día te levantas harto de todo y decides poner punto final a tu frankenstein pero te detienes. Matarás a tu creación pero algo te lo impide. Recuerdas que decidiste hace algún tiempo hace que tu vida real se parezca cada vez más a la vida de tu otro yo. Quieres evaluar si lo has conseguido pero crees que no valdrá la pena. Entonces solo queda escribir un post donde recuerdas cómo empezó todo. Y en el punto final acabar con tu creación. ¿Serás capaz?
jueves, 1 de septiembre de 2011
Me vale verga la honra de los gobernantes
Decir que Emilio Palacio no injurió es negarse uno mismo la inteligencia y la razón. Quien afirme que Palacio no tiene aversión (por no decir odio) a Rafael Correa es porque no leyó con frecuencia sus columnas semanales en El Universo. Palacio se dedicó a insultar, muchas veces no le faltó razón, muchas veces exageró, creo que injurió no solo un vez sino algunas, la que ameritó su juicio es solo la que hizo cabrear al presi porque se trataba del 30S.
Del otro lado está Rafael Correa.Presidente del país y dueño de un poder tan grande que una sola de sus decisiones podrían cambiar mi vida radicalmente, de hecho así ha sucedido en muchas ocasiones. Rafael tiene inmunidad y fuero de corte suprema, lo que significa que ningún mortal de a pie como tú o yo puede demandarlo por cualquier motivo, con razón o no. De hecho ya ha habido quien lo demande sin que la Asamblea permita levantar la inmunidad para poder enjuiciarlo.
Una persona que tiene ante la ley preferencias que yo no tengo y que posee un poder tan grande sobre mí y el resto, tiene la honra en juego con cada decisión y más aún, debe someterse al juicio implacable de la Historia y de las generaciones futuras. ¿Por qué habría entonces de ser delito que yo lo insulte o lo injurie? A mí no me jodan con el honor de las personas y la honra de los demás, eso solo vale cuando se trata entre iguales, o entre un particular vs un medio mal intencionado, pero cuando se trata de un gobernante con privilegios ante la ley y que con un alzar el teléfono puede movilizar jueces y abogados !Jódanse! me cago en la honra de los gobernantes.
Injuriar no solo que no debe ser delito cuando se trata de gobernantes, es casi menester, porque solo así se atina. El dicho “el que desconfía acierta” tiene mucho sentido cuando se trata de gobiernos.
No obstante lo anterior, la ética periodística y el saber hacer bien el trabajo de investigar y cuestionar es lo verdaderamente importante. Pero insisto me cago en la puta honra del presidente y en la puta honra de los asambleístas y en la puta honra de quien posea preferencias ante la ley que yo no tengo.
Gracias.